“La pandemia está siendo un terremoto que sacude a la vez a sistemas políticos, económicos, sociales e informativos”, afirma el profesor y flamante director de la Escuela de Medios de la G. Washington University.

 

La crisis del COVID-19 se presenta como un desafío: requiere confianza en las instituciones y, para eso, información clara que vaya en sintonía con las expectativas o necesidades ciudadanas. De lo contrario, “surge la desconfianza, el cinismo, las identidades sectoriales (partidarias/ideológicas/religiosas) que hacen imposible la aplicación efectiva de políticas razonables, basada en evidencia y que atiendan a diversas situaciones”, explica Waisbord.

 

Tres elementos para entender el contexto

 

En primer lugar, la pandemia es un problema global que genera una diversidad muy amplia de reacciones o respuestas a nivel local. “Estamos ante una situación de pandemia que afecta de modo desigual y es importante atender esas diferencias a la hora de informar”, subraya.

 

El segundo aspecto de contexto es tener en cuenta la situación política de cada país. Los gobiernos han reaccionado de modos diversos ante una realidad común: desde darle gran importancia a minimizar u ocultar el problema. Waisbord señala la importancia de conocer el nivel de confianza que tiene la gente hacia los gobiernos, actitud que hace que la información sea más o menos aceptada.

 

En tercer lugar, hace falta entender el contexto informativo: “La pandemia encuentra al periodismo en un momento sin precedentes de precariedad laboral. Además, los periodistas no encuentran guías claras para la cobertura y resulta difícil el acceso a fuentes y sitios confiables”, subraya Waisbord. Por otra parte, la confianza en prensa/periodismo/medios sociales está dividida.

 

Las audiencias que en un principio mostraban interés por seguir noticias sobre el coronavirus, con el tiempo evaden el tema. “La información sobre la pandemia aumenta hasta llegar a una planicie, en la que ya no despierta interés por saturación o fatiga y las audiencias empiezan a evitar la información”, advierte Waisbord.

 

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Cuanta más alta es la percepción del riesgo que hay para la salud, más caso hará la gente. Cuando disminuye la percepción de riesgo la gente tiende a descuidar las prácticas recomendadas por la salud pública o los expertos. Y aparece una opinión pública dividida, polarizada, sobre las medidas del gobierno”. Silvio Waisbord

 


 

 

 

La lógica de la política vs la lógica de la salud: un desafío para la información

 

“La lógica de política y lógica de salud pública por lo general están en tensión, explica el autor, por el intento de la política de quitar autonomía a la ciencia, y por la tendencia de organizaciones científicas a tomar distancia de la política para que no influya en su investigación”.

 

En el caso de la pandemia, asistimos a un escenario muy particular: “los científicos debaten en público cuestiones reservadas a publicaciones científicas, y en algunos temas no hay consenso. Eso genera confusión, en parte porque las audiencias no tienen preparación suficiente como para entender esas disquisiciones”, comenta Waisbord. Lo que antes se reservaba a un claustro ahora se abre a la gran audiencia, y esto genera perplejidad.

 

La información ayuda a tomar decisiones de la vida cotidiana. El desafío consiste en traducir en lenguaje accesible la información científica. Es parte de la responsabilidad como comunicadores, tanto en los medios como en las organizaciones y en los gobiernos.

 

¿Cómo gestionar la información falsa?

 

“La OMS habla del peligro de una infodemia -recuerda Waisbord- que es la información falsa que se difunde y expande”. Frente a esto, “es válida la regla del buen periodismo: chequear. Y esto rige para cualquiera que tenga un rol de comunicar, también por ejemplo en redes sociales”, concluye.

 

¿Qué hacer con las especulaciones sobre el futuro pospandemia? La realidad ese que no hay datos ciertos sobre el futuro, y especular supone a veces una falta de responsabilidad por el miedo que puede generar en las audiencias. El autor recomienda que, si se habla del futuro, “sea sobre bases ciertas, sobre datos, y teniendo la honestidad de subrayar que nos movemos en el terreno de la incertidumbre”.

 

10 ideas conclusivas

 

Al final de la conferencia, Waisbord resumió en 10 ideas los 45 minutos de exposición:

 

  1. Priorizar hechos y búsqueda de la verdad.
  2. Apuntar a mayor transparencia y rendición de cuentas.
  3. Facilitar comprensión de temas complejos.
  4. Fomentar compasión.
  5. No legitimar información falsa.
  6. Comunicar “incertidumbre”.
  7. Remarcar desinformación y ausencia de información verificable.
  8. Entender preocupaciones y prioridades ciudadanas.
  9. Vincular comunicación con acciones concretas que solucionen. problemas tangibles.
  10. Comunicar con fuentes que sean creíbles en diferentes grupos.

 


 

Silvio Waisbord es profesor en la Escuela de Medios y Asuntos Públicos en George Washington University, de la que ha sido recientemente nombrado director. Es también profesor invitado por la Universidad de Pennsylavnia. Autor y editor de 18 libros sobre periodismo, política y comunicación. 
Sus obras más recientes son The Communication Manifesto y Communication: A Post-Discipline, ambos publicados por Polity. 
Fue editor general de las revistas académicas Journal of Communication y International Journal of Press/Politics. Es Fellow de la International Communication Association. Doctor en sociología por la Universidad de California, San Diego y licenciado en sociología de la Universidad de Buenos Aires.